SOBRE LA VIDA EN LA ANTIGÜEDAD TARDÍA
Si el modus vivendi de una sociedad y de una cultura cambia en apenas un siglo como hemos podido observar si miramos hacia atrás desde nuestra fecha actual, no es de extrañar la transformación que ocurrió a lo largo del período del que hemos hablado otras veces referido a la antigüedad tardía. Además hay que tener en cuenta que debemos partir libres de prejuicios y de anacronismos, catalogando con un concepto u otro realidades que del modo en el que las conocemos ahora en este tiempo eran impensables.
La sociedad pagana
El primer cambio apreciable es la transformación que llevó a cabo una sociedad regida por un pluralismo religioso hacia el Cristianismo, el cambio del hombre cívico al buen cristiano. Gran parte de estos cambios se debe al factor religioso, a la expansión y oficialidad del Cristianismo ya que poco a poco fue implantando un sistema de valores, creencias y situación frente al prójimo bastante diferente de como era antes.
Para no hablar de clase social tan pronto, diremos que hay rangos económicos y sociopolíticos diferentes, pues en este sentido existe una acusada estratificación. Por ello hay que nombrar en primer lugar a una minoría poblacional de “bien nacidos” que como su apelativo indica adquieren la caracterización y su estatus desde el nacimiento. Se trata de una élite social a menudo cerrada, poseedora de tierras y otras fuentes de riquezas del comercio, pero lo que de verdad les da ese factor distintivo es nacer en el seno de una familia de origen diríamos en cierto modo aristocrático. Reciben además una educación elitista con un control de la conducta y de la formación moral.
Entre ellos eran pares, eran iguales. Sin embargo había mucha distancia social pues eran una minoría comparada con una gran masa poblacional más bien humilde. De la heterogeneidad se pueden sacar más distinciones, pero es preciso que retengamos esta diferenciación principal entre personas cuyo estatus lo llevan en la sangre y personas que deben sudar para ganarse algo de reputación, por lo menos salir adelante.
La llegada del Cristianismo
Desde su nacimiento, poco a poco esta nueva religión fue haciéndose espacio en las creencias de la sociedad. El contexto en el que nació y creció le fue muy hostil, muchos perecieron pasando a ser mártires y otros fueron perseguidos y obligados a esconderse. Se derramó mucha sangre porque uno de los problemas con los que se encontró al principio fue el choque de creencias, modos de ver la vida y de actuar basándose en el amor al prójimo, en la solidaridad.
En el arte paleocristiano, totalmente austero sin embargo, podemos observar en la poca iconografía la imagen del buen pastor como guía de un grupo religioso que busca el camino hacia Dios, o la paloma, las guirnaldas, las espigas, etc. símbolos que pasarán a ser iconografía oficial más tarde junto con la imagen de la teothocos, los tres reyes oferentes o la imagen del cosmócrator. Todo ello construido en una simbiosis fruto del paso de un tipo de vida a otro guiado por la fe.
Mientras tanto la Iglesia como institución crecía de forma paralela, tomando a la basílica romana como el lugar donde se lleva a cabo el juicio de Dios y se acogen a los neófitos. Poco a poco va conformándose una institución que ha llegado hasta nuestros días prácticamente con la misma estructura y yo me atrevería a decir que con muchos altibajos por muchas de las actividades y hechos controversistas a lo largo de su historia y que hoy son objeto de crítica. Por lo tanto tenemos un nuevo espacio público (limitado a los bautizados en su fe), una nueva forma de ver el y entender la vida y una nueva forma de poder pues acumulaba riquezas a un ritmo trepidante y muchos obispos incluso se hacían con el control de ciudades partiendo desde su labor como protectores y guías espirituales.
Otro movimiento que se extendió, paralelo a éste, fue el monacato. Fue un fenómeno surgido en Oriente de la ascesis, de la retirada y evasión de lo material para entregarse a lo espiritual. De los lugares apartados se pasó a las ciudades, siendo los primeros monasterios las residencias de personas bien nacidas convertidas al cristianismo, como Agustín de Hipona. Con el tiempo la estructura de los monasterios evolucionará arquitectónicamente y el surgimiento de órdenes religiosas mendicantes configurará una serie de normas y doctrinas caracterizadas por un hábito o vestimenta concreta.
Como resumen, lo que debemos tomar es que hubo una transformación debida a la llegada del Cristianismo. Son muchos los que dicen que éste fue decisivo en la crisis, fue un factor más, pero lo que hizo fue cambiar el modus vivendi y la concepción del mundo y de la vida de una forma radical en el sentido de la rapidez con la que se produjeron los cambios.
Fuente:
BROWN, P. La Antigüedad Tardía. Barcelona: Ariès, 1993, vol 1 (pags 229-303)
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