martes, 8 de marzo de 2011

EL ARTE NAZARÍ DE AL-ANDALUS: LA ALHAMBRA Y EL GENERALIFE


INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

El reino nazarí de Granada se formó en la Baja Edad Media española, período en el que se produce la expansión cristiana por los últimos reductos musulmanes al sur de la Península. En 1212 en la Batalla de Navas de Tolosa infringieron una aplastante derrota a las fuerzas almohades que les permitió el acceso al valle del Guadalquivir.

El proceso de expansión, reconquista y repoblación supone la columna vertebral de la Edad Media española. Han corrido ríos de tinta por parte de la historiografía española acerca de la presencia islámica y el proceso reconquistador y repoblador, todas coinciden en la importancia ya no sólo para la Edad Media española y europea sino también para la historia reciente por los vestigios históricos y culturales que nos han dejado. A la vista queda la importancia de la Alhambra y el Generalife, la Mezquita de Córdoba, la Giralda, el Alcázar de Almería, etc.

Con la conquista de Andalucía, Fernando III optó por detener el avance cristiano para llevar a cabo la organización y repoblación del territorio. Su hijo Alfonso X detuvo el proceso por la dificultad de establecer una organización y repoblación efectiva y duradera que finalmente no resultó debido entre otros motivos al carácter fronterizo, la crisis económica que azotaba a Castilla y a la dificultad de empezar de nuevo, haciendo que muchos abandonaran la tierra.

Mientras esto ocurría nació y se fue consolidando el Reino nazarí de Granada. La dinastía nazarí tiene su origen en Mohammed ben Yusuf ben Nasri "Alhamar", proclamado sultán en 1232. Mohamed I se enfeudó con Fernando III, pero éste aprovechó para consolidar sus conquistas en el valle del Guadalquivir y se apoderó de Jaén. Mohamed I debía pagar parias y reconocer a Fernando III como señor y así conservar su reino. El reino sobreviviría precariamente y la monarquía se mantuvo gracias a concesiones a los castellanos, a la necesidad de éstos de consolidar sus conquistas y a los pactos con los benimerines del Magreb

Muhamed I creó en su reino una estructura administrativa prácticamente igual a la de los Omeyas de Córdoba. Además, tenía una situación geográfica favorable, tanto para la defensa como para establecer relaciones con los cristianos y los musulmanes del Magreb. Sin embargo, el reino estará siempre superpoblado, lo que traerá problemas además de una economía suficientemente diversificada. Es importante saber que sus habitantes eran todos musulmanes puros.

La difícil situación de Granada se mantuvo gracias a la habilidad política de sus reyes. Los reinados más esplendorosos fueron los de Yusuf I (1333-1354) y Muhammed V(1354-1359), en los que la cultura alcanzaría sus cotas más altas.

El Reino de Granada comprendía parte de las provincias actuales de Córdoba, Cádiz, Sevilla y Jaén y la totalidad de Almería, Málaga y Granada reduciéndose hasta que en el siglo XV abarcaba aproximadamente las provincias actuales de Granada, Almería y Málaga. La capital, Granada, se convirtió en una de las ciudades más prósperas de Europa, un centro comercial y cultural de primer orden, contando con 165.000 habitantes. En el Albaicín vivían los artesanos y el resto de la población ocupó la parte llana hacia el sur, con grandes industrias, aduanas y la madrasa (universidad fundada por Yusuf I en 1349). Hoy en día quedan numerosos vestigios como la Alcaicería, el Corral del Carbón o el trazado de las calles hasta la antigua Puerta de Birrambla.

La conquista de Granada por los Reyes Católicos no terminó hasta 1492 con el consiguiente fin de Al-Andalus en la Península Ibérica. El último rey de esta dinastía fue Boabdil (Abu Abd-Allah), que tuvo que ser quien entregase en persona las llaves de Granada a los Reyes Católicos y ver humillantemente como colgaban símbolos cristianos en una esplendorosa ciudad musulmana.

ÍNDICE DE LOS PRINCIPALES SULTANES NAZARÍES Y SUS APORTACIONES

· Muhammed I ibn Nasr (1238-1273): acequia real de la Alhambra, Alcazaba y recinto fortificado.

· Muhammed II al-Faqih (1273-1302): autor del primitivo Generalife y uno de los primeros palacios fuera de ésta.

· Muhammed III (1302-1309): palacio del Partal, Mezquita Mayor de la Alhambra y Torre de las Damas.

· Ismail I (1314-1325): reforma del Generalife.

· Yusuf I (1333-1354): Torre del Cadí, Torre de la Cautiva y Torre de Comares con el Salón del trono, reforma del baño real, puertas de Armas, Siete Suelos y de la Justicia.

· Muhammed V (1354-1359/1362-1391): Palacio de Comares y Palacio de los Leones.

· Muhammed VII (1392-1408): Torre de las Infantas.

· Yusuf III (1408-1417): palacio que desapareció.

EL ARTE NAZARÍ

CARACTERÍSTICAS

Pese al devenir histórico y político del Reino nazarí de Granada, en el terreno artístico será la etapa final en la evolución del arte hispanomusulmán del que recoge toda la tradición anterior. El arte nazarí se centra en la Alhambra y el Generalife. La arquitectura religiosa, seguía tipologías almohades pero con una mayor profusión decorativa, será en arquitectura civil donde proliferen obras arquitectónicas como palacios y viviendas del sultán, así como en poliorcética. El amurallamiento se caracteriza por adarves, torres, puertas en recodos, barbacanas y torres albarranas. La arquitectura civil se centra más en el interior y ello se debe diversos fundamentos religiosos, por ello el exterior es poco indicativo de la función y significado del monumento.

Tipológicamente la vivienda se organiza en torno a un patio central, rectangular con eje NS y pórtico en el lado norte o en ambos menores con alberca (el Partal y el Palacio de Comares) o de crucero (Generalife y Patio de los Leones). En los patios la naturaleza suele integrarse en la arquitectura, el agua tiene una función utilitaria, religiosa y estética. Los jardines simbolizarían en paraíso musulmán.

Como materiales destaca la pobreza de las estructuras arquitectónicas y la fragilidad de la envoltura decorativa que ocultan las estructuras, con cierto sentido perecedero pues solamente Alá permanece. En la Alhambra y Generalife veremos piedra roja sedimentaria como componente esencial de muros, mármol, madera, yeso y alicatados. Los materiales y las formas arquitectónicas son puramente funcionales, se trata de un sistema en que lo estructural es más liviano y viene enmascarado por los sistemas de revestimiento: mármol, solerías, cerámica vidrada, yeso, madera para bóvedas…

El interior es prolífico, revisten los muros creando niveles decorativos sucesivos: azulejo, yeso y madera. La azulejería es geométrica, de colores negro, azul, verde, blanco y dorado sobre todo. Luego vendría un nivel de yesería epigráfica (de carácter informativo sobre la Alhambra o coránicas), de lacería y ataurique. El último nivel sería una cúpula o techo de madera o yesería formando mocárabes.

ARQUITECTURA MILITAR: ALCAZABA Y RECINTO AMURALLADO DE LA ALHAMBRA

La Alcazaba es un recinto amurallado situado en uno de los extremos de la Alhambra cuya función era eminentemente defensiva. Fue construida mucho antes de que los nazaríes la ocuparan. La Alcazaba de Muhammed I tiene planta rectangular, consta de dos recintos (interior y exterior).
El recinto fortificado fue completado por Muhammed II. Debido a su función de dar cobijo a los sultanes se trata de un recinto fuertemente fortificado. Se halla rodeada por un perímetro de 2200m de muralla, con torreones salpicados de pequeños vanos y reforzados por treinta y tres torres que ofrecen una visión severa y sobria que no tiene nada que ver con lo que oculta en su interior. Se usó la mampostería y sillería y como técnica de construcción el tapial.

Como puerta característica podemos hablar de la Puerta de la Justicia. La presencia de ciertos elementos decorativos en ella nos lleva a concluir que no era simplemente una puerta, pues tenía cierto carácter religioso como la mano derecha frenando a los malos espíritus y protegiendo a la Alhambra y sus habitantes, la llave es con lo que Mahoma abre el cielo, y en la escritura de los capiteles de la puerta podemos leer: “No hay más Dios que Alá, Creador, Único, Verdadero y Mahoma su profeta y mensajero”. Interiormente es una puerta en recodo y hacia la derecha, tornándose sistemas abovedados con adintelados.

EL GENERALIFE

Al noroeste de la Alhambra se levanta el Generalife, una villa de recreo construida a principios del siglo XIV por Mohamed II que se asoma por sus galerías y ventanales calados al barrio granadino del Albaicín. El edificio es menos conocido que sus jardines, ideados con una sublime sutileza que participa de la composición geométrica tanto como de los colores y aromas que desprenden sus variadas especies vegetales. Es una finca agropecuaria que dulcificó la sobria arquitectura castrense. Fue el palacio de recreo de los sultanes nazaríes. Causó un gran impacto sensorial a los cristianos por la frescura de sus plantas, el rumor de sus surtidores y la decoración de sus pabellones.

Ha sufrido numerosas transformaciones al igual que sus accesos. El palacio se desarrolla en dos terrazas con dos patios cuadrangulares en la más baja y arriba el palacio. A la entrada de éste un zaguán con banco corrido y escalera de subida al patio de la acequia, organizado como patio de crucero. En el Generalife se da el tipo de patio coránico según el cual el jardín debe ser un vergel repleto de árboles y agua; y mediterráneo por estar en un espacio cerrado, con la fuente en el centro.

EL PARTAL

El Partal es un palacio de recreo erigido por Muhammed III, siendo el edificio palatina más antiguo de la Alhambra, con una alberca rectangular donde se refleja. Tiene un pórtico de planta rectangular abierto en cinco arcos que da acceso a una torre de planta cuadrada bajo la cual hay una sala que destaca por su azulejería y yesería. Todo el edificio está abierto por vanos.

PALACIO DE COMARES

El Palacio de Comares comienza al sur del patio del Cuarto Dorado. Este palacio destaca por su patio y la sala que alberga su torre, obra todo de Yusuf I.

El Patio de los Arrayanes destaca por su alberca y los setos de que la flanquean. Con una planta rectangular alargada, este patio sigue el esquema de la casa típica musulmana, siendo el centro neurálgico del edificio a partir del cual se distribuyen las demás dependencias.

Se trata de un patio porticado en cuyo centro se emplaza un estanque, rectangular flanqueado en sus lados más largos por arrayanes, unos setos que embellecen el patio y que le dan al agua sensación de mayor profundidad. En los lados más cortos del estanque se emplazan unos configurados de tal forma que no alteren la calma de la acequia, en la cual se refleja la arquitectura y en la que podemos observar el contraste entre la sobriedad de la Torre de Comares con la belleza y decoración del patio.

Los lados más cortos del patio se hayan porticados en siete arcos; entre los que sobresale el principal, más ancho y alto. Estos siete arcos son característicos del arte nazarí: peraltados y angrelados y erigidos sobre finas columnas de mármol. El elemento sustentante se compone de basa, fuste alto y delgado finalizado en una serie de anillas y un capitel de ataurique. Sobre estos arcos nos encontramos con decoración de sebka, excepto en las albanegas del arco central en las que hay decoración de ataurique.

Al norte del patio y a modo de zaguán previo a la Salón del Trono de Yusuf I se localiza la Sala de la Barca. Ésta tiene una planta rectangular y destaca por la decoración típica del arte nazarí, la cual envuelve paredes y extremos laterales. En sus lados más cortos podemos observar un zócalo polícromo con motivos geométricos que da paso a una franja de ataurique y a un arco de mocárabe enmarcado en decoración epigráfica.

Lo más destacado se localiza bajo la sobria Torre de Comares, contrastando la belleza y profusión interior con la pobreza decorativa exterior. En ella se abren tres nichos de las mismas dimensiones en cada uno de sus lados este, norte y oeste, a semejanza de las salas de audiencias en Medina Azhara. Cada nicho está porticado en un arco angrelado y peraltado levantado desde jambas. Estos nichos dan a la fachada exterior por medio de arcos peraltados angrelados simples en los extremos y geminados en el centro, con una columna en la parte central. Sobre cada arco se emplazan dos pequeñas ventanas vidriadas.

Partiendo desde el suelo, nos encontramos con un zócalo polícromo con motivos geométricos y con decoración de ataurique. Sobre la fina franja de ataurique que descansa sobre el zócalo, pasa el doble alfiz con motivos epigráficos que enmarca los tres arcos.

Sobre el segundo alfiz que enmarca a los tres arcos, encontramos una combinación de motivos decorativos de ataurique, geométricos, epigráficos y de sebka. Antes de llegar a la cúpula, cinco ventanas vidriadas con celosías otorgan luz al conjunto.

La cúpula, labrada en madera de cedro, simboliza los siete cielos del paraíso islámico. En el centro, con más brillo y belleza, se situaba el trono de Alá. Fundía de este modo decoración y simbología.

PALACIO DE LOS LEONES

El Palacio de los Leones, mandado erigir por Mohamed V, tiene una planta de crucero a partir de la cual se prolongan cuatro salas en sus laterales. En el centro de la cruz que traza el patio se encuentra la Fuente de los Leones, que pertenecía originalmente a un judío que fue ajusticiado tres siglos atrás. La fuente es una taza sostenida a lomos de doce leones. De esta fuente salen pequeños canales de agua que llegan hasta unos surtidores situados en los pabellones y estancias contiguas. Simboliza al sultán como centro de la organización del estado, asemejándose el agua a la generosidad del sultán derramada sobre sus guerreros.

Este patio se encuentra totalmente porticado por arcos peraltados angrelados levantados sobre columnas nazaríes erigidas sobre una basa y con un fino fuste de mármol que finaliza en unas anillas. Sobre el capitel de ataurique se asienta un cimacio, de procedencia bizantina, que culmina en una pilastra decorada con motivos vegetales. Enmarcando estos arcos tenemos decoración de sebka.

En los lados menores del patio sobresalen pabellones de planta cuadrangular, con cubierta a cuatro aguas y con una fuente en el centro. Éstos tienen arcos de mocárabe levantados sobre columnas nazaríes. De nuevo nos encontramos con decoración de sebka enmarcando estos arcos de mocárabe.

Las cuatro canalizaciones de la fuente llegan hasta las salas laterales: Sala de los Abencerrajes, Sala de los Reyes, Sala de Mocárabe y Sala de las Dos Hermanas, la más importante y la que albergaba el trono de Mohamed V en el Mirador de Daraxa.

En la Sala de las Dos Hermanas, suelos y zócalos se visten de mármol y cerámica alicatada; la parte alta de las paredes con yeso y estuco; y las cubiertas de madera y mocárabes de yeso.

La cúpula más importante, en el Mirador de Daraxa, está realizada en yeso. Ésta es una cúpula octogonal unida por trompas a su base. Recibe luz de dieciséis ventanas con celosías. Esta cúpula representaría el cielo islámico.

OTROS EDIFICIOS

Principalmente estos edificios y lugares son los más emblemáticos de la Alhambra. Sin embargo no todo se reduce a estos, puesto que esta joya de la arquitectura disponía de tres sectores, entre los que se han nombrado dos: Alcazaba, recinto palacial, y medina o ciudad. Como medina, albergaba a aquellas personas cercanas al sultán nazarí dado la importancia del recinto y de las instituciones que en él residían. El tiempo ha pasado factura por ellos y se conservan las calles principales, la Puerta del Vino, sistemas de canalización de aguas y otros edificios y estructura que si no el tiempo que los haya conservado, la arqueología ha permitido sacarlos a la luz.

Es importante vislumbrar la belleza y esplendor de todo el conjunto cuando se decidió conservar prácticamente todo. De los más de veinte sultanes que se sucedieron todos aportaron algo tanto dentro como fuera de la Alhambra, pero fueron unos pocos como Yusuf I y Mohammed V los que destacan por el legado que dejaron a generaciones y culturas futuras.

Ha quedado por mencionar el Baño real al que se accede por el Palacio de Comares y que se estructura en Sala de las Camas, salas calientes y el horno con las leñeras. Otro edificio singular, pero anacrónico es el Palacio de Carlos V ideado por Pedro Machuca, con clara factura renacentista y destacado por su almohadillado externo y por unir el círculo de su patio porticado en la estructura cuadrangular del edificio.

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