miércoles, 23 de febrero de 2011

ADRIANO


Publio Elio Adriano (76-138 d.C.) fue uno de los emperadores de origen hispano que dirigieron el Imperio Romano en el siglo II d.C. No se sabe exactamente dónde nació, si en Itálica o en Roma, pero su familia si fue de procedencia Bética, de Itálica. La presencia de hispanos en el Senado de Roma y su consiguiente peso en la toma de decisiones y mayor o menor aceptación de emperadores hispanos se debe a el apoyo de éstos hacia Vespasiano en la Guerra Civil entre otros generales que lo llevó al poder hacia el año 60 d.C. Adriano se casó con Vibia Sabina y era sobrino segundo de Trajano por línea materna. Fue el sucesor de Trajano, perteneciendo por lo tanto a la dinastía Ulpio Aelia (Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Lucio Vero).
Fue un gran emperador, viajero, filósofo, literato e incluso arquitecto; destacó por su interés por la filosofía epicúrea y estoica. Fruto de su interés filosófico está también su devoción por Grecia, de todos los viajes que hizo a lo largo y ancho de su Imperio tuvo una mayor predilección por las provincias griegas. De hecho, y como se verá, gran parte de la producción artística de este período relacionada con el interés directo del emperador, y en cualquier parte del Imperio, tendrá unas características marcadamente griegas, fue tal su afición por lo griego que lo apodaron Graeculus “El grieguecillo”..
Aunque Trajano no lo reconoció como heredero directo hasta momentos cercanos a su muerte, si le facilitó una carrera política y militar excelente así como diversas magistraturas y cargos de suma relevancia y significación como entregarle el diamante de Nerva en señal de sucesión.
Sus decisiones, de marcado carácter antimilitarista, tenían como objeto trazar unas fronteras estables que resultaran fáciles de defender. Las fronteras menos estables se
vieron reforzadas con fortificaciones permanentes, la más famosa de las cuales es el Muro de Adriano en la Isla de Gran Bretaña. En el año 125 aproximadamente, siendo ya emperador desde el 117, el Imperio romano alcanzará su máxima extensión y grandeza.

LOS VIAJES DE ADRIANO Y SU REPERCUSIÓN CULTURAL
En la mayor parte del tiempo en la que ejerció como emperador recorrió todo su vasto Imperio en una política de pacificación y asentamiento defensivo en las fronteras y lugares más peligrosos. Se le atribuye la remodelación de infraestructuras del Imperio y de hecho en sus cartas al Senado pedía la construcción de edificios oficiales, de culto, de fomento, etc. Como viajero recorrió Britania, Partia, Anatolia, Grecia, Asia, Egipto, Judea, Iliria y sin olvidar su formación en Hispania, de donde era su esposa. Fruto de ello nos encontramos un extenso y diverso catálogo de obras arquitectónicas y escultóricas sobre todo esparcidas por todas las provincias y rincones de su Imperio.

POLÍTICA CULTURAL
Ronald Syme dijo de Adriano que era el más “versátil” de todos los emperadores romanos por su excelente labor cultural a lo largo y ancho de todo su Imperio haciendo de mecenas, arquitecto, coleccionista y promotor. Su amor por el arte griego dotó de un carácter helénico a sus obras.
ARQUITECTURA
Adriano promovió la construcción de numerosas obras arquitectónicas tanto en Oriente como en Occidente y de todo tipo: mausoleos, templos, arcos triunfales, bibliotecas, ciudades, palacios y termas, entre otros.
En Italia reconstruyó el Panteón de Agripa, destruido por un incendio y ahora con un amplio patio porticado con un pequeño arco triunfal frente al edificio con el esquema de pórtico-propylos-tambor con cúpula que representaría la bóveda celeste donde estarían los planetas. Se dice que el Templo de Venus y Roma fue una obra suya rivalizando con Apolodoro de Damasco, un templo pseudoperíptero sobre estilóbato. Renovó el Templo de Cástor y Pólux en Roma. En Tirole se construyó Villa Hadriana, una residencia con todo aquello que lo había ido acompañando en sus viajes, siendo un conjunto con edificios
residenciales, palacetes, pórticos, teatros, bibliotecas, odeón, estanque… Finalmente mandó construir un mausoleo al final del puente que unía el Campo de Marte con el área Vaticana, el Castillo de Sant’Angelo.
En Atenas terminó de construir el Olympieíon y una nueva ciudad abierta desde un arco del triunfo en el que se llamaba a esta nueva ciudad “Ciudad de Adriano”. Tenía biblioteca, teatro y otros edificios. En otros lugares de Grecia y Oriente promovió la construcción de arcos del triunfo y templos.
Ya en Hispania su labor arquitectónica se desarrolla en Itálica sobre todo, a la que concedió el rango de colonia foederata liberae. Antes era un municipio desde que fue fundada por Publio Cornelio Escipión el Africano en el año 206 tras la Batalla de Ilipa por la que se abrió paso hacia Gadir y así echar definitivamente a los cartagineses de Hispania. La ciudad fue poblada de soldados licenciados, hallándose el horizonte republicano y altoimperial con el foro bajo la actual ciudad de Santiponce. Adriano hizo posible la construcción de una nueva ciudad, “Nova Urbs”, donde se localizan las ruinas que componen el yacimiento arqueológico actual denominado Bien de Interés Cultural dentro del Patrimonio Histórico de España.
COLONIA AUGUSTA AELIA ITÁLICA
Itálica fue el primer municipio romano creado fuera de Italia, emplazado en un lugar estratégico importantísimo a escasa distancia del río Betis, en
alto y cercano a posteriores puertos romanos como el de Ilipa e Hispalis. Trajano, natural de Itálica, ya comenzó a promover labores de construcción y renovación de la ciudad como las murallas y otros edificios, pero será Adriano quien lleve a este municipio a convertirse en colonia y a alcanzar su máximo esplendor.
Se trataba de una ciudad ostentosa y amplia, sus calles principales (cardus et decumanus maximus) tenían una anchura de 15 a 18 metros aproximadamente y su anfiteatro una capacidad comparable a los propios de caput provinciae como Corduba o Augusta Emerita. De la obra de Adriano destacan sobre todo las Termas Mayores, el Traianeum y el Anfiteatro. Además son dignas de mención casas de particulares destacadas por sus mosaicos, como la Domus de los pájaros, Domus del Planetario, Domus de Rodio y Domus de Neptuno, entre otras más.
El Anfiteatro tenía capacidad para 25000 espectadores y estaba estructurado en tres niveles de graderío. Aún se conserva en excelente estado el foso con los pilares que sostenían las tablas que eran cubiertas por arena. El expolio y las inclemencias del tiempo han hecho mella en él.
Del Traianeum no se ha encontrado una prueba decisiva que nos diga que es realmente eso, sólo es una estimación arqueológica. Se trataría de un templo de culto imperial mandado erigir por Adriano para Trajano quien es divinizado sobre un podio y
jalonado por pedestales para estatuas y como foro religioso dentro de la ciudad, cerrado por un períbolo de gran potencia y con un altar para sacrificios justo delante.
Además de la ciudad de Itálica destaca el Arco de Medinaceli como obra arquitectónica y monumental romana en Hispania en época de Adriano. Se trata de un Arco de tres vanos con base de cuatro pilares, fábrica de Opus quadratum colocados a soga y tizón. El vano central más amplio se usaría para el tráfico rodado y los pequeños laterales para las personas, pues marcaba la entrada a la ciudad. Según Antonio García y Bellido recuerda a la Puerta de Gerasa, también erigida en tiempos de Adriano.

ESCULTURA
Lo más destacado del legado artístico de Adriano y su época son las esculturas, caracterizadas generalmente por el helenismo imperante.
RETRATOS DE ADRIANO Y DE SU TIEMPO
Como era habitual de cada emperador la estatuaria imperial ocupa un primer lugar en la escultura. Existen muchos bustos y estatuas de cuerpo completo esparcidas prácticamente por todo el Imperio, en ellas, la presencia de cierto realismo en sus rostros nos permiten acercarnos mucho más al personaje. De ellos podemos comparar el Busto del Vaticano procedente de su mausoleo con seriedad y algo más de idealización frente al Busto de Itálica en la que se ve más decaído y con más edad. Algo verdaderamente importante es la presencia de barba debido a su influencia de la filosofía griega; presente en esculturas y bustos de emperadores posteriores. De su enigmática esposa Sabina se conservan unas estatuas togadas excelentes, destacando Sabina como Ceres en Ostia y Sabina como Venus en las Termas de Roma.
Antínoos es un personaje dado al misterio pues su muerte lo llevó a ocupar un puesto entre los dioses. Hay numerosas efigies que muestran su belleza y esbeltez, muy idealizadas pero que nos llevan a hacernos una idea del afecto y devoción que tuvo que sentir Adriano por aquel joven que sacrificó su propia vida arrojándose al Nilo para sustituir la muerte que amenazaba a su señor. Fue el amante de Adriano y éste además de honrar su gesto lo divinizó e instituyó un culto.
En Karia (Asia Menor) la escuela de Aphrodisiás, que llegó a su época de plenitud con Adriano. Dicha escuela tenía predilección por el mármol y se caracterizaba por una técnica muy cuidada rozando a veces el virtuosismo. En lo puramente decorativo empleó muchísimo el trépano. Realizó estatuas para la Villa Hadrianea y un Poseidón que se encuentra en el Museo del Prado.
En este período hubo una gran labor artística en Itálica y Augusta Emérita, sobre todo en la primera donde el florecimiento fue mucho más amplio. La actividad de Itálica se explica por la protección de Trajano y Adriano sobre todo. De Itálica destacamos tres figuras: Diana, Mercurio y Venus púdica muy parecida a la Venus Cnidia de Praxíteles. De Mérida destacamos entre otras el Plutón del Teatro.
Debido a la tosquedad de las obras hispanas y falta de calidad y estilismo muchas de las esculturas eran importadas desde Italia u otros lugares del Imperio, verbigracia las nombradas anteriormente de Itálica y Mérida.

RELIEVES Y SARCÓFAGOS
Como relieves son dignos de mención los Discos relivarios hadrianeos del Arco de Constantino así como los Relieves mitológicos del Ara de Ostia.
En tiempos de Adriano se va generalizando por todo el Imperio la costumbre de depositar el cadáver dentro de un sarcófago pese a que ya hubiera antecedentes orientales e incluso en la misma Roma republicana. En Hispania destaca el Sarcófago de Orestes en Husillos. En éste aparece Erinyes en reposo, fatigadas tras la constante persecución de Orestes. En la tapa se narran los distintos episodios del drama en sus finales: aventuras de Orestes en Tauride, el reconocimiento salvador de Iphigenia y la huida de todos en la nave.

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