jueves, 22 de septiembre de 2011

EXPERIENCIA ARQUEOLÓGICA 2011



Otro año más de vuelta a casa cargado de buenos recuerdos, sensaciones y amistades, inundado de nuevos conocimientos, experiencias y práctica. Otra vivencia más que contar, otra vivencia más que recordar, hace poco que acabó y ya se añora todo y a tod@s. Tras esto toda una vida por delante y un futuro por construir volcado en lo que más me gusta, el estudio del pasado. Mi camino por la línea del tiempo ha sido de unos miles de años atrás, de tumbas romanas del siglo I d.C. a un yacimiento del Paleolítico Medio, con toda la ilusión de hallar los primeros pasos del ser humano en el planeta hasta llegar a ser lo que somos y los misterios de los enterramientos romanos y la información económica, política, social y cultural que se puede sacar de todo ello.

Mi experiencia arqueológica en este verano de 2011 ha sido una de las mejores vivencias que he tenido en mi corta vida, dos meses intensos de poco dormir, mucho trabajar y sobre todo de aprender bastante, crecer e ir teniendo más capacidad de seguir hacia delante en este apasionante mundo de la Arqueología y de la Historia. Nunca me hubiese imaginado haciendo una cabaña neolítica, limpiando, siglando y clasificando miles de huesos y material lítico o entrando en pequeñas tumbas romanas excavadas en la roca hace unos dos mil años.

De Carmona me quedo con toda la teoría aprendida además de la práctica de campo, sobre todo, y de las fructíferas amistades. Carmona me ha conquistado por su belleza y su larga historia milenaria, pero ha sido su defensa y promulgación del patrimonio lo que más me ha cautivado y es un claro ejemplo a seguir. Su propio equipo de arqueólogos y empleados dedicados a esta materia de protección y difusión del patrimonio se afanan constantemente en recuperar las huellas de su pasado enterradas sobre capas y capas de sedimentos asentadas en la roca caliza del Alcor. La conservación y difusión son sus máximas aspiraciones, teniendo a todo un pueblo pendiente de los nuevos hallazgos y ofreciéndose de forma amable y desinteresada a desvelarle la información y todo lo encontrado. La experiencia de varias décadas y el uso cada vez mayor de las nuevas tecnologías como las recreaciones en 3D han hecho que ya sea en cursos de arqueología como en el que he estado y en excavaciones de urgencia o de estudio hacen que su Patrimonio se revalorice y aumente constantemente así como los interrogantes sobre su historia.

Por Otro lado, mi estancia en Sant Llorenç de Montgai, en la Lérida prepirenaica, fue todo un goce de conocimiento, amistades y aprendizaje en el complicado proceso de excavar-documentar-conservar para estudiar y difundir. Se trata de un pequeño pueblo a orillas de un hermoso lago en la cuenca del Segre, en un paraje natural sorprendente y hermoso, cuya naturaleza y atractivo por suerte no está aún tan explotado pese a la presencia de escaladores y deportistas del riesgo por aquellos parajes y de otros turistas. Se trata de una zona con una gran diversidad geológica, riqueza faunística y vegetal y con lugares que en un momento remoto de nuestro pasado acogieron a aquella especie homínida denominada Neanderthal de la que tantos interrogantes tenemos aún.

Pese a los fructíferos avances en conocimiento e investigación acerca de la evolución humana y del pasado, la influencia de escuelas, academias y otros autores aún con una marcada tendencia historicista se sigue dudando y cuestionando demasiado el potencial arqueológico de la Península Ibérica en general aun teniendo entre nosotros un porcentaje elevadísimo de especies homínidas desde el Hombre de Orce en el sur al Antecessor en Atapuerca y especies posteriores como el Homo heidelbergensis, Neanderthal y los primeros Sapiens en relación a todo lo hallado a nivel mundial. Es en este contexto de investigación y difusión de nuestros orígenes y del paso de estas especies por el sur europeo, las rutas que siguieron y sus diferentes estancias en unos lugares u otros en lo que se enmarca el yacimiento de Abric Pizarro, con una cronología que llega hasta el Paleolítico Medio. Éste, junto con otros yacimientos cercanos, conforman un conjunto a contextualizar y estudiar dada la potencialidad de sus hallazgos y es ahí donde estriba toda su importancia.

Trabajar, aprender y disfrutar haciéndolo ha sido aquello que buscaba y que finalmente he encontrado satisfactoriamente y lo mejor es que nunca se cierran puertas al deseo de seguir aprendiendo y a la voluntad de estudiantes de echarse cuerpo a tierra para bajar niveles y niveles de estratos hasta hallar cualquier evidencia que nos hable de nuestro pasado.

martes, 13 de septiembre de 2011

¿POR QUÉ LA ARQUEOLOGÍA?

Desde el inicio de los tiempos, de una forma u otra, el hombre ha mirado hacia su pasado. Previamente a lo que Heródoto de Halicarnaso bautizó como Historia (del griego ‘istoria cuyo significado es investigación) se usaba el mito para acercar el pasado y el porqué de las cosas a los seres humanos, siempre ha habido interés hacia el pasado pese a que actualmente exista una tendencia a infravalorarla.

Han corrido ríos de tinta acerca de epistemología, historiografía y demás sobre la Historia, pues es tal su relevancia que se ha llegado a decir incluso que es “el arma más poderosa que la química del intelecto humano haya ideado jamás”. Algo parecido pasa con la Arqueología, además del debate epistemológico y de si es ciencia, pseudociencia, disciplina, técnica, método, etc. y con ello su relación con la Historia. Lejos de cualquier reflexión en profundidad sobre el tema está el verdadero valor y utilidad que hay en ella.

Mis recuerdos de la infancia guardan paseos y largas caminatas observando y visitando lugares de un profundo trasiego histórico y me preguntaba constantemente qué fue de ello para llegar hasta hoy y qué es lo que hubo antes. La capacidad del ser humano de hacerse preguntas, de tender hacia la complejidad y hallar respuestas nunca se sacia. Nunca he parado de preguntarme acerca del pasado y de nuestros orígenes pues en ello radica la conciencia histórica, en ser conscientes de que somos lo que somos gracias a lo que hemos sido y hecho en el pasado. Las guerras no surgen porque sí, ni con ello los armisticios; los pueblos y las nacionalidades no surgen de la nada pues hay un sentimiento y unos rasgos comunes que han ido creciendo y conformándose con el paso de los años, todo hecho histórico tiene unas causas y unas consecuencias y en ello se basa la importancia de la Historia, en hallar respuestas a todo ello.

En la Arqueología he hallado aquello que me faltaba en cuanto a mis preguntas sobre el pasado, pues combina el interés y la intriga de los hallazgos con la capacidad del ser humano de poner en práctica a raíz de lo encontrado sus conocimientos y ponerse a asociar hechos, conceptos, hechos, comportamientos, procedimientos, etc. desde una perspectiva interdisciplinar y de lo más intelectual.

La Arqueología permite reconstruir el pasado gracias a todas aquellas huellas materiales e incluso inmateriales que nos han ido dejando nuestros antecesores, a través del estudio de sus huellas y su paso por la línea del tiempo y del espacio. Arroja luz a lagunas de desconocimiento e incomprensión en períodos donde no hay escritura o donde esta escasea o no se puede traducir, ayuda a complementar hechos históricos documentados y en definitiva nos devuelve todo aquello enterrado por el paso del tiempo y dejado al olvido y desconocimiento del hombre. Por qué la Arqueología, porque al igual que un árbol hunde sus raíces en la tierra nosotros excavamos para hallar las nuestras.